Han pasado muchas cosas desde la última vez que me paré a pensar delante de un papel en blanco. Las cosas van bien y casi me parece hasta imposible... Me siento como en un domingo de esos en los que cuando menos me lo espere voy a volver a lo que más temo. Mis lunes son horribles, y desde luego comparables con la cantidad de cosas que me han pasado en los últimos 7 meses. Por primera vez siento que no tengo que preocuparme por nada, que puedo afrontarlo todo y superar lo que poco a poco me destrozaba por dentro. Me ha hecho falta tiempo, mucho tiempo para volver a reírme de todo con tranquilidad, para llorar y esta vez de alegría, de darme cuenta de por qué cosas debo complicarme y por cuales no debo ni molestarme en atender. Creo que estoy completa en felicidad, y ya hacía tiempo que escribía concienciándome de que algún día lo sería. Ahora me miro y no me reconozco, no recordaba lo que era sentirse bien y casi podría decir que tengo más alegría que sangre en las venas. Es increíble, la felicidad. Como pueden cambiar las personas gracias a ella.
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