Dicen, dicen, dicen. Dicen tantas cosas que no se si creerme algo de ellas. No se puede dejar que cada acción que realices dependa de un dicho por el que no sabes si alguien pensaba en tu situación cuando lo dijo. Hay ciertas cosas que llaman la atención, frases que te suben las pulsaciones cada vez que las repites. Supongo que yo también me he sentido identificada alguna vez con una sola palabra dicha por alguien que apenas reconozco su nombre. Se madura tanto con los daños, que la propia experiencia te hace decir cosas que posiblemente jamás alguien pueda oír. O sí, tal vez. Puedes esperar un consejo de alguien y quizás sean tus propias palabras las más adecuadas para seguir. Si la letra de una canción puede destrozar y reparar heridas invisibles a la vista de miles de personas, nada impide que algo dicho sin pensar algún día sea motivo de mil razones, y de mil y un hechos. Escúchate, porque la experiencia propia es el mejor aliado.
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