Mi octava maravilla. Ahí presente y reluciendo sólo para mí. Vamos, sal, cómete el mundo con la mirada. Especial destacando entre especiales. Ilumina mi camino, que yo me encargo de disfrutarlo mientras dure. Sin prometer, improvisando y adivinando dónde aparecerá el próximo te quiero de los tantos que desborda un pequeño río de lágrimas. Dulce como la miel recién hecha, y a la vez amargo como un limón sin madurar. Comiéndote la señal que Hansel y Gretel dejaban a su paso. Me coges de la mano, y haces que vuele, que comience a soñar en mi pequeño paraíso. Arrasa por donde pasa. Abres los capullos con tan sólo soplar sobre ellos. Te abres camino entre la nada, convirtiéndolo en un todo. No quiero que esto acabe nunca... Hasta que ocurre. Repentinamente, caigo. Despierto y me pierdo en la oscuridad. Me encuentro entre suspiros. Y entonces, algo se acciona. Me levantas, me besas y simplemente... desapareces.
3 comentarios:
Que bonito mientras duró.
Preciosa entrada, que pena que a veces algo tan bonito sea "simplemente" un sueño.
Me encanta la entrada!:)
besos
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